Irse de festivales es uno de los planes que más se lleva ahora entre la juventud millennial (generación que nació en las dos últimas décadas del siglo XX) que, cada vez más, elige este modelo en vez de el tradicional «sol y playa».
Atrás quedaron los festivales de verano donde solo se iba a disfrutar de la música. Estamos ante la generación del cambio constante, de las redes sociales y de las extravagancias. A los millennial no les gustan las cosas «clásicas». No al menos si no dan su toque.
Graban sus Insta Stories para compartir sus conciertos a tiempo real y raro es no ver como a los 2 días tienen una review de lo bien o mal que se lo pasaron en el último evento.
Tal es así que hay una nueva estrategia turística enfocada en mejorar la calidad y experiencia de este segmento de la sociedad para que cada vez sean más propensos a gastar en estos festivales todo lo que destinarían a unas vacaciones.
Las marcas también lo saben y, por ello, tratan de tener la mayor presencia posible en estos festivales y hacer promociones ajustadas a su target.
Ahora un buen festival de verano tiene que adaptarse a su nuevo público y acoger sus costumbres. Varios años lleva ya, por ejemplo, el Sonorama, refrescando la memoria con artistas «retro» como Raphael o el Dúo Dinámico que den un punto diferencial a su festival o llevando a humoristas para ofrecer una mayor variedad lúdica. Otros, como el Mad Cool, ofreciendo cerveza en el vaso en mitad de la pista.
Los Millennials son el futuro y son así, hay que dárselo todo hecho.
Ellos lo saben, las marcas lo saben y ahora, tú, también lo sabes.